Mi vida ante las rocas del altar
- Ketzia V.
- 28 nov 2020
- 4 Min. de lectura
Padre e hijo estaban justo en el lugar en dónde sería el sacrificio, en dónde Dios le había pedido al padre hacer lo más dificil de su vida aún más que dejar su tierra y su parentela: Su hijo era el sacrificio que Dios le pedía.
Abraham tendría que matar a Isaac por su propia mano en obediencia al llamado de Dios.
Su único y amado hijo ¿Cómo sería capaz de degollarlo y verlo morir ante sus ojos? Era un acto de fe doloroso y aunque no era la primera vez que hacía algo tan crucial por fe, esta vez pondría su mano contra aquel jovencito, Isaac su hijo, que había sido promesa de Dios mismo y al que amaba por sobre todo... pero claro esta no por sobre su amor por Dios y esa era la razón de llevar a cabo la orden "Toma a tu hijo, tu único, Isaac, a quien amas... y ofrecelo allí en holocausto..." (Genesis 22:2)
Siempre me ha impactado esta historia y la forma en que no solo actúa Abraham, sino también Isaac porque él bien era un joven que podría utilizar resistencia ante su papá y negarse a ser asesinado por él!
Pero no fue así, sino que con obediencia ayudó a preparar todo para su propia muerte.
Estoy segura que el mismo ejemplo de obediencia y mansedumbre de Abraham había sido bien inculcado en Isaac, así como una fuerte fe en Dios.
"Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presenteis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional."
Romanos 12:1
Nuestras vidas deben ser entregadas sin reserva alguna.
Dios quiere que nuestra entrega nazca de un corazón sincero, las apariencias bien pueden engañar pero Dios no puede ser burlado y escudriña hasta lo más profundo de nuestros corazones.
"Pero, oh Jehová de los ejercitos, que juzgas con justicia, que escudriñas la mente y el corazón..." Jeremías 11:20 a
Sacrificar algo que amamos siempre va a ser doloroso y representa la muerte y/o renuncia de aquello que sacrificamos: un anhelo, plan, sueño, si la voluntad de Dios a nuestras vidas es tomar un rumbo totalmente distinto.
Encerrarnos o preocuparnos por eso sin descansar en la sabiduría y cuidado de nuestro Padre Celestial, tan solo nos cegará de las bendiciones que Dios quiere mostrarnos a través del humo fragante de los sueños y deseos puestos en el altar...
¿A caso nos olvidamos de lo que Dios en su Palabra nos promete..?
"Cuando pases por las aguas, yo estaré contigo; y si por los ríos no te anegarán. Cuando pases por el fuego, no te quemarás, ni la llama arderáen ti."
Isaías 43:2
Dios no nos llamará a hacer algo que él mismo no haya hecho ya y tampoco nos enviará a un lugar en donde no vaya a nuestro lado.
Abraham estuvo dispuesto a matar a su hijo Isaac en obediencia a Dios.
Nuestro Señor Jesús, clamando y sudando sangre pidiendo a su Padre que de ser posible pasara de él la copa amarga de lo que se venía, aceptó la voluntad de Dios y fue el sacrificio perfecto para darnos redención de nuestros pecados.
Tu y yo.. ¿Estamos dispuestos a sacrificar nuestra vida en obediencia y amor a Dios?
EL amor es un pilar muy importante para darle razón, propósito y hasta firmeza a nuestros actos; el de amor verdadero no puede provenir de ningún otro lado excepto de Dios mismo.
Fácil puede ser decir "Si, te amo Señor y mi vida es tuya..." Pero ¿Realmente lo demuestro?
"Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios." 1Corintios 6:20
Nuestras vidas ya no nos pertenecen pues las hemos dado a nuestro Señor Jesucristo, Soberano y Rey de Reyes...
Puedo pensar en muchas cosas que pueden ser un peso para que yo corra libremente mi carrera en Cristo, cosas que me hacen aferrarme a esta vida más que a la que me espera a lado del Amado Jesús por la eternidad.
Quiero animarte a que analices tu vida y que te hagas la siguiente pregunta:
Si Jesús dio su vida, hasta su última gota de sangre por mí.. ¿A caso no podré hacer yo lo mismo y entregarle la mía?
Parémonos frente al altar levantando, desde un corazón sincero, las siguientes palabras:
"Esta vida está en el altar
Donde quiero ofrecer mi vida, mi mente y mis fuerzas;
Limpio por Tu misericordia para vivir una vida digna
De Aquel que llamó mi nombre.
Jesús, sé glorificado
Jesús, sé magnificado
Déjame ser un sacrificio agradable...
Aquí en el altar
Mi vida es una ofrenda
¿Cómo podría no amarte?
Tú eres el autor de mi rescate
Me levantaste de la muerte a la vida; Tu Espíritu está en mí, revelando Tu gloria
¡Oh, qué gozo al dar mi vida!
Elijo perder mi vida, Señor, y encontrarla en ti..."
Dios proveyó lo necesario a Abraham para hacer el sacrificio sin tener que matar a su hijo y lo bendijo por su obediencia y Fe.
"Y dijo: Por mí mismo he jurado, dice Jehová, que por cuanto has hecho esto, y no me has rehusado tu hijo, tu único hijo; de cierto te bendeciré, y multiplicaré tu descendencia como las estrellas del cielo y como la arena que está a la orilla del mar; y tu descendencia poseerá las puertas de sus enemigos. En tu simiente serán benditas todas las naciones de la tierra, por cuanto obedeciste a mi voz."
Génesis 22:17-18

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