top of page
Buscar

Una bella sinfonía

  • Foto del escritor: Ketzia V.
    Ketzia V.
  • 4 mar 2020
  • 4 Min. de lectura

¿Cuántas veces no hemos disfrutado de una buena canción o de una bonita melodía? Está los en tarareos diarios mientras trabajamos, viajamos, limpiamos, estudiamos, etc...

¡Me encanta escuchar música mientras hago la gran mayoría de mis actividades diarias! y a veces tan solo cierro mis ojos y saboreo cada letra y nota que se mezclan y crean sensaciones y sentimientos únicos. Estoy muy segura que también ti te ha pasado alguna vez y me asombra el poder que puede tener la música sobre las personas y la influencia misma de ella en las decisiones y acciones que tomamos y hacemos.

Todo esto me hizo pensar en que nuestra vida puede ser comparada con una obra musical en donde nuestras acciones van formando cada línea de notas y acordes creando una pieza única y singular, sin embargo, esto abarca toda nuestra vida no solo aquellos momentos hermosos, especiales y divertidos sino también momentos de angustia, frustración, dolor, temor, etc... ¿Cómo crees que suene tu vida expresada en una obra musical?

Francamente la mía muchas veces parecería un desordenado ruido sin sentido y no muy melodioso 😅. Nosotros somos como la pluma que va escribiendo cada línea pero ¿Que realmente nos dirige? ¿Acaso son nuestras emociones? ¿nuestro corazón? Mmmm ahora es más clara la razón de los rayoneos frustrados y los borrones apresurados en nuestra "pieza musical" de vida no crees? Somos incapaces de poder dirigir nuestra vida correctamente por nosotros mismos porque somos falibles y nuestro corazón es engañoso; al esforzarnos en nuestras propias fuerzas caeremos frustrados y cansados muy pronto. Necesitamos una guía certera que nos muestre el camino dé sentido y propósito a nuestra vida.

Te pondré una situación para explicar mi punto utilizando igual el tema de la música...


Tenemos a un músico, un pianista que forma parte de una gran orquesta con todo tipo de instrumentos listos para interpretar la obra musical que tienen ante ellos. Está algo nervioso y al ver su parte en la obra musical con su instrumento no se convence mucho de que sea lo mejor así que comienza a hacer algunos "pequeños" cambios según lo que cree que sería más fácil y emocionante ¿¡Cómo el autor de la pieza cree que podría hacer tales movimientos en el piano!? ¿Quién sabría mejor que él mismo a cómo controlar y dirigir su propio instrumento... no?

Entonces se abre la puerta principal y aparece a quién llamaremos "El Orquestador" que dirigirá a los músicos pero que también es el autor de la mismísima pieza musical.

Se para frente a todos al mismo tiempo que se hace silencio esperando el momento de comenzar con segundos que parecen una eternidad mientras el Orquestador se prepara. Levanta las manos y comienza... Todo suena "bien" al principio pero nuestro músico comienza a ignorar los silencios y pautas de sus partituras haciendo caso a sus propias anotaciones y se comienza a notar la distorsión musical desconcertando a todos al no respetar sus tiempos y las notas creando una armonía fatal. El Orquestador hace señal para parar, sin embargo, nuestro músico está tan absorto tocando su pieza musical que no nota la indicación del Orquestador y continúa tocando. Él mismo comienza a confundirse con sus propios apuntes y frustrado deja de tocar, sin embargo, al levantar la vista todos lo están mirando y a su lado el mismo Orquestador lo observa; Él (el Orquestador) no necesita revisar las hojas para ver el error del pianista porque Él lo sabe, es Su obra, su corazón expreso ahí y conoce cada parte de ella. Nuestro músico cae en veinte de su error y avergonzado baja la cabeza al darse cuenta que queriendo fiarse de sus conocimientos en su instrumento ignoró que el Orquestador conoce todo de los instrumentos y sabe, mejor que nadie, como situarlos y hacerlos resonar armoniosamente en Su obra musical. Con paciencia y bondad ayuda al pianista tembloroso y aún más inseguro que al inicio a seguir correctamente las líneas y finalmente después de ayudarlo a entender y ver con más claridad las partituras y su orden el Orquestador regresa a su lugar al frente y mira al pianista inspirándole confianza y seguridad. Cuando comienzan de nuevo a tocar nuestro pianista ahora se acata y obedece las partituras y al prestar atención se da cuenta que jamás en su vida ha escuchado algo más hermoso y sublime como aquella dulce sinfonía. Aún de vez en cuando duda al tocar y el miedo se apodera de sus manos pero basta solo con levantar su vista y mirar a Quién los dirige para recobrar el ánimo y continuar.


Amig@ tú y yo podemos ser como ese pianista impaciente pues muchas veces queremos hacer las cosas como nos parece mejor pero terminamos creando un verdadero desastre; sin embargo déjame decirte que hay un Orquestador que puede dirigirnos a hacer de nuestra vida una verdadera Sinfonía bella y con propósito y es Dios. Él creó el universo y conoce todo sobre su creación, eso te incluye a ti y a mi. Dios sabe lo que es mejor para nuestra vida aunque nosotros no lo entendamos y nos cueste hacer caso; en su Palabra, la Biblia, encontramos nuestra guía y si la obedecemos y aprendemos a conocer a Dios a través de ella hallaremos plenitud de gozo y satisfacción que nadie más te podrá dar.

Deja que Dios sea quien dirija tu vida y que transforme aún tus fracasos y lágrimas en gloriosa armonía que impacte a aquellos que te rodean como un dulce perfume para honra y Gloria de Aquel que es el gran Orquestador para que algún día puedas presentar tu vida ante Él como una bella sinfonía.

"Puso luego en mi boca cántico nuevo, alabanza a nuestro Dios. Verán esto muchos, y temerán, Y confiarán en Jehová." Salmos 40:3

"Camina con Dios en una entrega absoluta y atraerás a otros Él en una rapsodia de alabanza." Sheri Shepherd



 
 
 

Comments


Formulario de suscripción

Email

bottom of page